sábado, 27 de octubre de 2018

Munich-Venecia en bici (II) Tirol en un sube y baja

Continuando con mi viaje cicloturista, tras pasar la frontera austriaca desde Baviera me encontré con una zona de carretera que puede resultar un poco desagradable pues, especialmente en fin de semana, lleva bastante tráfico. La lluvia, además, añadió incordio al asunto. Eso y los cientos de motos que salen a recorrer los Alpes por sus carreteras secundarias ¡Vaya ruidera!
Desde Munich todo es subida, pero la subida en la primera parte del Tirol es tranquila, con alguna rampa como mucho.


Nada más pasar la frontera.

A los pocos kilómetros la cosa se calma porque se llega a la orilla de lo que llaman el "fiordo de los Alpes", osea el lago Achen, Achensee en alemán.
Plenamente preparado para la bici, se rodea por su orilla Este a lo largo de un sendero lleno de lugares donde descansar, playas, embarcaderos y, en todo momento, vistas al lago, encajado entre cimas.
Aunque el entorno es precioso, sufre una cierta saturación con el buen tiempo, que todos aprovechan para pasear o hacer deporte en el mismo.
Paradojas del turismo la zona está muy poco habitada y en todo el valle viven poco más de 5000 personas. La mayor parte de la población del Tirol se concentra en las riberas del río Eno.
Hice una pequeña heroicidad: bañarme. El agua está helada hasta en verano. Una curiosidad: el lago es muy profundo. En algunos puntos llega a los 133m de profundidad.




Lago Achen o Achensee

Una vez que se termina el plácido recorrido por la orilla del lago llegué a Maurach, donde se puede tomar un tren a vapor de corto recorrido pero muy curioso por la pendiente que tiene que descender. 
En bici es impresionante: en unos 4km se descienden 450 metros de altitud hasta la estación de Jenbach. Tuve que emplearme con los frenos a tope y me crucé con una aguerrida cicloturista subiendo.
Jenbach es un nudo de comunicación, dedicado al tráfico ferroviario desde hace décadas. Como es lógico su museo está dedicado al asunto. También es uno de los pueblos con cuestas más empinadas que haya visto en mi vida.


Museo de Jenbach 


Desde Jenbach a Innsbruck es un paseo por la ciclovía del río Inn, que coincide en recorrido durante 38km con la Munich-Venecia. Plenamente acondicionada, prácticamente plana, aunque un poco monótona y con zonas de polígonos industriales no muy bonitas precisamente. Aún así en algunos puntos unas vistas impresionantes.


Cerca de Wattens

Este mismo verano la había hecho en familia en dirección contraria. Me tocó un poco de lluvia pero el tiempo mejoró sensiblemente a la llegada a Innsbruck.
Y justo llegando a Innsbruck ¡Una carrera popular! Miles de participantes, todo el centro cortado y yo con la bici parado a espera de poder ir hacia el casco histórico.
Había estado hace tres meses y no dediqué mucho tiempo a la ciudad, aunque su zona peatonal es una gozada, en este caso saturada de corredores. Una cervecita rápida a la orilla del Inn y para arriba.


Tejado Dorado. Innsbruck. Al lado, recorrido de una carrera popular

Empecé a remontar ya el puerto de Brenner y me animé a dormir en un prado, con cencerros de vacas de fondo. Todo ello con vistas al trampolín olímpico reconvertido en restaurante de superlujo por Zaha Hadid.


Trampolín de Innsbruck. De saltos de esquí a restaurante de lujo.

Al día siguiente tocaba subir el paso del Brennero o Brenner, una bonita subida, pero con unas primeras rampas agotadoras de hasta un 16%, que se suavizan a partir del pueblo de Patsch. Sobre todo los 7 primeros kilómetros tras salir de la ciudad de Innsbruck son los peores.
El paisaje de los Alpes subiendo al Brenner es imponente. Se pueden apreciar incluso nieves perpetuas y varios picos de más de 3000m.
Se atraviesan varios pueblos muy tranquilos y es bueno tomarlo con calma también



Vista de los Alpes desde Igls

Modelito tirolés en Pfons

Por fin tuve sol tras tres días de mal tiempo. De hecho llegó a ser molesto a mediodía, pero se agradeció la sudada tras tanta manga larga.
Aunque yo esperaba una subida terrible conviene no hacer demasiado caso a la guía, pues se suaviza durante buena parte del recorrido y es más molesto el tráfico que otra cosa cuando no queda más remedio que salir a la carretera.
Para ello es conveniente seguir las indicaciones de la ruta ciclista y circular aprovechando la carretera local L38 y varias pistas rurales entre pueblos para tomar en el último tramo de la subida la B182 (no queda otro remedio porque el valle se estrecha). Si se tiene la guía gratuita de la ruta está muy bien indicado.


El último pueblo de una cierta entidad, bastante más agradable si no fuera por el tráfico, es Matrei am Brenner. 
Desde allí quedan unas pocas rampas y ¡Bienvenido a Italia!


¡Dale zagal! Eso sí que es carga.



Frontera austriaca-Innsbruck, por ciclovía 74km

Innsbruck-Patsch por la vía ciclable 9km (cuestas muy duras)

Patsch-Paso del Brennero (ruta aproximada) 31km


Ruta Munich-Venecia. Etapas en Tirol austriaco 15-16 Septiembre 2018. 114km aproximadamente Campings en lago Achen (Tres), Maurach, Jenbach, Hall in Tirol e Innsbruck (a las afueras). Posibilidad de vivac en la subida al Paso de Brenner.

Próxima entrada Munich-Venecia (III) Por la Italia tirolesa.

viernes, 19 de octubre de 2018

Munich-Venecia en bici (I) Lluviosa Baviera

Dos veces en un año Baviera y el Tirol. Parece que le haya cogido afición, pero es lo que tiene disponer de poco tiempo y encontrarse frente a una infraestructura ciclable como esta, de las mejores del planeta sin duda.


Empezando viaje. Foto típica en la Marienplatz

De arranque, para quien tenga dudas sobre su condición física para realizar esta ruta (son 560km a priori, pero siempre salen más) que no se lo piense. Hay posibilidad de subir la bici al tren en todo el recorrido. La única limitación es el clima que hace que sea una ruta a realizar entre mayo-septiembre o te arriesgas a pedalear sobre un metro de nieve. Mojarte algún día es casi inevitable, pues todo el recorrido pasa por una zona muy lluviosa.
Por mi parte empecé por Munich. Es la alternativa más cómoda en cuanto a hacer más kilómetros de bajada, lo que no evita atravesar un par de puertos de montaña.
Desde muchas ciudades de la península hay vuelo directo tanto a Munich como a Venecia, incluida Zaragoza, con lo que es fácil transportar la bici.
Bueno... fácil pagando más por la bici que por el pasaje y cargando con un muerto considerable.


Munich me recibió lloviendo y me fui lloviendo. Tampoco nada novedoso, aunque los tres primeros días de lluvias intermitentes se hicieron algo pesados.
Una vez en la ciudad lo mejor es ir a información turística en Marienplatz donde te facilitan  una guía gratuita con todo el recorrido detallado (en inglés), que a mí me fue de mucha utilidad. Además incluye pequeñas referencias turísticas de las localidades por la que se pasa y las diferentes rutas alternativas.



Munich es una ciudad muy activa, capital de Baviera, con un alto nivel de vida y un casco antiguo bastante reformado pero que merece un paseo. Tampoco está mal tomarse una cerveza (todo el mundo recomienda la Augustiner) en un biergarten, pues es de lo más económico que se encuentra en esta cara ciudad porque comer es caro y la gastronomía tampoco es para tanto.


Si no se visita ningún museo, madrugando un poco se puede recorrer en un día el centro histórico. La catedral estaba en obras este verano y parece que hay para rato.


Desde allí mismo hay que acercarse al río Isar y una cómoda vía nos sacará de la ciudad, aunque el área metropolitana acompaña 15km. Eso sí, casi no te das cuenta, pues la vía discurre por una zona boscosa muy tranquila que amortigua el ruido del tráfico.





Los pueblos que rodean Munich no tienen un gran patrimonio, pero el recorrido es bonito, todo el tiempo entre bosque y campos de cultivo. El camino resulta resbaladizo y angosto en algunos tramos, pero hay carreteras secundarias de tráfico muy tranquilo para evitarlo si se quiere.


Un árbol caído lo pone difícil

De las dos rutas posibles elegí la más cercana al río, que se aleja en algunos tramos y que, básicamente, es llana.


El río Isar

Hay muchos súper para comprar a lo largo del camino, campings y albergues juveniles. Los campings no son baratos, así que hay que valorarlo si viajas solo.
A unos 50km se encuentra la ciudad balneario de Bad Tölz, con un aire muy tradicional, preciosas casas decoradas y la ventaja de no haber resultado muy dañada en la Segunda Guerra Mundial.
La parada y el paseo es imprescindible. Seguro que, en fin de semana, encuentras bávaros ejerciendo como tales con sus Lederhosen (pantalones de cuero tradicionales) y una jarra de cerveza en la mano.




Bad Tölz

Desde allí se cruza el río de nuevo y la subida se va haciendo algo más evidente, pero sigue siendo muy leve. En mi caso paré a dormir en Lenggries, donde estaban en plena feria. Desde este pueblo las vistas de los Alpes ya empezaban a ser prometedoras.



Despertar en Lenggries

La lluvia se empeñó en no dejarme en paz y el camino hasta Austria (y más allá) fue pasado por agua.
Desde Fleck la ruta se vuelve peliaguda si se quiere hacer por camino, así que está la posibilidad de seguir la carretera, bastante tranquila.
El camino tiene constantes sube-bajas y suele estar resbaladizo con lluvia, así que opté por tomarlo con calma.
El entorno del lago Sylvenstein (en realidad un embalse) me recibió con más lluvia pero un paisaje muy imponente. Justo es en esa zona donde se junta la otra ruta alternativa, poco antes de cruzar la frontera.



Lago Sylvenstein


Llovía y hay peores fotógrafos que yo. Aún así, gracias al amable voluntario

Desde allí otra vez subida y entorno verde, bosque y pista de tierra en buen estado.
En el desvío de Fall es fácil despistarse, a mí me pasó y tuve que dar la vuelta, sobre todo con mal tiempo. Toca otra vez rompepiernas en el que hay que ser especialmente cuidadoso con las bajadas. Eso sí, un bosque alucinante y poca población.
De repente se acaba la pista, se llega a una carretera muy transitada y ¡Bienvenidos a Austria!


Ruta Munich-Frontera austriaca, aproximada. Por el sendero 113kms


13 al 15 de septiembre 2018

Coste vuelo i/v Zaragoza-Munich-Venecia-Zaragoza 176€ bici incluida.

Campings en Munich, Arzbarch y Lenggries. Caros. 

Albergues juveniles en Bad Tolz, Hochland Y Lenggries.

Próxima entrada: Munich-Venecia en bici (II). Austria en un sube-y-baja

domingo, 7 de octubre de 2018

Innsbruck-Baviera-Salzburgo en bici (II): Por la Baviera rural


Seguimos con la ruta que nos llevó desde el Tirol austriaco a Baviera entre mayo y junio de este año y de allí a Austria de nuevo, en concreto a Salzburgo a través del sendero de Mozart.
Nada más pasar la frontera alemana empezaron los problemas. Un incómodo viento racheado presagiaba la fuerte tormenta, granizo incluido, que nos hizo refugiarnos en un cobertizo a toda prisa.
Hasta Rosenheim la ruta fue un calvario de lluvia intermitente y falta de alojamientos por el puente festivo del Corpus. Al final encontramos plaza en un hotel infame que presumía de cuatro estrellas... en fin.




Rosenheim no es una gran ciudad, es una de las muchas que tiene Baviera, el estado alemán más densamente poblado con sus casi 13 millones de habitantes. Un pequeño centro histórico muy reformado y varios parques muy tranquilos. En cualquier caso un excelente punto de partida para conocer unos interesantes alrededores.



Lo más sorprendente al salir de Rosenheim es pasar en unos pocos kilómetros de una continuidad de polígonos industriales a una Alemania de vacas, prados y explotaciones agrícolas.
En menos de una hora llegamos al lago Sim, de pequeño tamaño y rodeado de granjas y pequeños pueblos.


Todo Baviera está muy poblado, así que entre poblaciones hay rutas ciclables bien señalizadas, llanas como una mano, un lujo que no conocemos en estas tierras.
Por otro lado están los diferentes senderos (de la miel, de la leche, la sal, vías romanas, sendero de Mozart) que recorren cientos de kilómetros. Hay tantas señalizaciones que es fácil llegar a liarse un poco, pero suelen coincidir en parte del trayecto. Perderse es un placer, en cualquier caso.


El lago Sim se rodea rápido y no ofrece el atractivo natural del llamado mar de Baviera, el lago Chiem, a una corta pedalada.




La Chiemgau, región que rodea el lago, es un destino muy popular que rodean en bici miles de personas cada año. Buena parte de sus orillas son zona natural protegida, por lo que no te puedes acercar al agua, pero los caminos son estupendos, aunque conviene hacerse con un buen anti-mosquitos.
Ya por la tarde, tras un recorrido de km paramos a dormir en Rimsting en una casa de huéspedes totalmente recomendable: Gastezimmer Nigglhof, regentada por la familia Daxenberger ¡Y el propietario hablaba perfecto castellano!




Noche de granja, desayuno opíparo y otra jornada de calor sofocante, una constante en el viaje.
Arrancamos tirando a tarde y optamos por un sendero que circunda el Chiemsee en la zona más cercana al agua, evitando las zonas más propias para BTT. Mejor preguntar pues hay muchas opciones.


La zona que rodea a las pequeñas islas interiores del lago ofrece unas vistas estupendas sobre las mismas y la posibilidad de cruzar en barco hasta ellas.
En general la ruta es un paseo, con zonas de baño y vistas al lago. Ayuda a la tranquilidad el escaso tráfico.
Por nuestra parte no rodeamos totalmente el lago, pero es una opción al alcance de cualquiera.
En el camino nos cruzamos con restos romanos en Seebruck y con las laderas de los Alpes que se intuyen desde el mismo lago.




Prados y bosque de pinos seguidos de más prados de vacas y más pinos. Una tranquilidad envidiable.
También nos encontramos una ruta insospechada: el Camino de Santiago. Realmente el peregrinaje a Santiago partía desde toda Europa, así que las principales ciudades conectaban con la ruta jacobea.
Tras un día de pedaleo tranquilo recalamos en Traunstein, pequeña ciudad a un paso de Austria de nuevo.



En Traunstein, como en otras ciudades, hay un albergue de peregrinos oficial. Es una posibilidad, aunque en el caso de esta ciudad está en una pedanía del extrarradio, lejos de cualquier parte.
Eso sí, el lugar merece la pena aunque solo sea por su curiosa decoración y su precioso jardín.
Desde aquí a la frontera austriaca fue un boscoso paseo de pinos que casi no dejan pasar el sol.
Muchos bosques y carreteras secundarias que cambian el perfil por un sube y baja que puede resultar un tanto cansino, hasta alcanzar la orilla del río Salzach que nos lleva hasta el centro de Salzburgo.

Rosenheim-Salzburgo por lago Chiem