De nuevo carretera rompepiernas y primer contacto con el vino de Oporto, como deja constancia la foto de aquí debajo:
El día estuvo precioso, en todo momento subiendo y bajando al río y con la compañía del tren.
Por el río no paraban de circular cruceros turísticos, que han reemplazado a las tradicionales barquitas de vela que se movían con barriles de Oporto. Los hay mejores y peores, para todos los bolsillos.
Todo el mundo suele parar a ver las esclusas de Pinhao, donde los barcos remontan de golpe unos cuantos metros.
Justo llegué a Peso da Regua, popularmente conocida como Regua a secas, donde coincidí con la Feria del Vinho de Porto, lo que celebré con gran alegría.
Lo cierto es que Regua, la localidad más poblada de la provincia, no tiene gran cosa que ver, salvo un buen puñado de restaurantes y bares. Aún así, para quien se anime al tren o la bici es un excelente punto de partida para excursionar.
Haciendo amigos en la Feria del Vinho de Porto
Vendimia a orillas del Douro
Tras
el merecido descanso enológico no faltaron de nuevo las bodegas, las
fincas donde se vendimiaba y un anochecer que me pilló en la carretera
casi sin darme cuenta.
Comienzo de lluvia y al final dormitorio improvisado, ni más ni menos que un baño público para discapacitados que no se usaba, por fortuna.
Y noche surrealista con la visita de dos jóvenes porreros con algunas cervezas de más que buscaban refugio para sus actividades fumables.Es lo que tiene el cicloturismo animado y barato, que te proporciona experiencias nuevas y estimulantes...
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