viernes, 27 de marzo de 2015

Duero en cicloturismo. 5ª Etapa Moralina-Mogadouro 90kms

Llevaba una cierta pachorra ciclista, con etapas cortas incluso para un tipo flojito en el cicloturismo como yo, amigo de las rutas tranquilas sin machacarme el cuerpo innecesariamente, así que mi llegada a Portugal iba a ser en una verdadera maratón en la que me calaría hasta los huesos, pero eso lo cuento luego.

Para los más espabilados/as aviso que, en efecto la falta de tiempo hizo que acortara mi ruta y me saltara la etapa en que el Duero entra en Salamanca. Las vacaciones del asalariado es lo que tiene.

Empezó la jornada de la mejor manera, con un desayuno memorable a base de mermelada casera en Moralina tras despertar a 7ºC. El frío no solo lo fabrican en Teruel.

Desayuno en Moralina

Atravesando todas las tierras de Sayago me fui cruzando con numerosos chiviteros, precarias construcciones para guardar el ganado hoy en desuso. La gente saluda y voy charrando aquí y allá.
Me tomo un vino que casi me tumba a las 10 de la mañana en Fariza con un amable señor.
El Duero en esta zona cruza un paisaje de piedra gris y alcornocales y crea espectaculares gargantas que dan lugar al Parque natural de los Arribes del Duero.



En unas cuantas pedaladas se planta uno en la villa de Fermoselle, ya fronteriza con Portugal, donde merece la pena una parada, incluso larga y, ya de paso, probar vino de la Denominación de Origen o zamparse una sopa castellana, como hice yo.



Aquí un ejemplo de sopa castellana y buen vino

Ya bien alimentado, nueva tromba de agua y a cruzar la frontera bien empapadito.
Y, tras el paso fronterizo, atravesando un nuevo embalse, sin esperarlo unas impresionantes rampas que te encaraman al primer pueblo de Portugal casi sin resuello.

La llegada a Mogadouro fue ya anocheciendo y con una paliza considerable a la que contribuyó la mojadina de la tarde.
Mogadouro apareció como una impecable ciudad pequeña, de fachadas blancas y teja rojiza.
Finalmente recalé en la pensao-churrasquería Russo, donde la cama y la ducha se agradecieron muchísimo



Aquí el mapita de la jornada

El Duero en cicloturismo. 3ª Etapa Villafranca de Duero-Zamora 59kms 4ª etapa Zamora-Moralina de Sayago 54kms

Un día tranquilo para pedalear, que me llevó pronto a la localidad de Toro, donde se come bien y se bebe mejor.Vino suave de sabor y oscuro de color y unos precios inigualables para el turista que quiera pasar una mañanita tirando a otoñal como la que me recibió.




Varias vistas de Toro
Por fin la lluvia se fue alejando y toda la etapa transcurrió entre zonas de dehesa y viñedos. La zona es especialmente llana y empieza a hacerse patente la despoblación tan severa a la que se está viendo sometido el interior de la Península Ibérica.

En Zamora, gente amable y gran recepción. Lejos del tópico del castellano brusco y un tanto seco pasé una tarde-noche de avituallamiento y relax.
Suele pasar que uno corre y recorre mundo y se deja para otra ocasión ciudades pequeñas como esta, que realmente merece una visita.
Como suele suceder no se puede dormir en el Albergue de Peregrinos si no estás haciendo el camino de Santiago, aunque es una opción barata.
Aún así hay varias pensiones de precio razonable y en pleno centro.
La ciudad se puede recorrer en no mucho tiempo y todo cae a un paseo. Mejor no perderse la catedral y perderse en las callejas y algún que otro interesante bar...


Zamora, llegada lluviosa


Todo el mundo se hace esta foto. Yo no iba a ser menos.

Aquí la ruta en  Google Maps




Si ya había empezado a conocer un poco la Castilla despoblada el día siguiente iba a ser especialmente demostrativo de la dura realidad de la zona de Tierras del Pan y Páramo de Sayago, ya casi fronteriza con Portugal.


La  salida desde Zamora discurre por una zona especialmente hermosa del Duero, con unas cuantas cuestas rompepiernas de continuas subidas y bajadas pero que permiten ir viendo el río durante buena parte del trayecto.

También empiezan a aparecer numerosas reses bravas y caballos, seña de identidad de la zona.
Y me volvió a acompañar el tiempo incierto y un vientecillo desagradable a la par que lluvia.




Las llamadas Tierras del Pan son un paisaje duro, árido, lleno de piedras y cereal de secano o que aprovechaba las aguas del cercano Duero. Tienen una cierta belleza indómita con sus muros de piedra seca.
También empieza a aparecer aquí el cultivo del alcornoque, del que tradicionalmente vivía la gente cuando no se trabajaba el cereal o el ganado.

En Muelas del Pan me cayó algo de lluvia lo que aproveché para conocer su pequeño museo dedicado al trabajo del corcho. También tiene un bar con mucho sabor castellano...

Tras la parada se cruza el embalse de Ricobayo, en el río Esla, afluente del Duero, en una zona especialmente tranquila y agradable.

Hay que aprovechar para tomar resuello en los escasos bares y si uno espera encontrar alojamiento que sea en verano, porque en cuanto empieza a venirse el otoño es realmente complicado encontrar donde dormir.
Finalmente el frontón de Moralina de Sayago me sirvió para plantar la tienda y evitar la lluvia nocturna.

Carretera secundaria hasta Almaraz de Duero

De Almaraz a Moralina

 Un ejemplo del trabajo en piedra seca de la zona


Moralina de Sayago