lunes, 5 de noviembre de 2018

Munich-Venecia en bici (III) Por la Italia tirolesa

Hay una Italia del Norte que habla alemán. Verde, montañosa y con unas rutas ciclables que son una gozada.
Ya venía avisado, pero no esperaba que, realmente, la cosa estuviera tan bien en todos los sentidos.
Una vía verde arranca a los pocos metros de la frontera italo-austriaca en el Brennero, una colección de comercios de oportunidades que lo único interesante que tiene es el entorno.
Hablo de la ciclabile della Valle Isarco, que parte de Bolzano, aunque no era ese mi destino, así que la seguí hasta el desvío de Bresanona para luego cruzar los incomparables Dolomitas.



Vía verde Valle Isarco

El primer tramo circula paralelo a la carretera y la autopista, pero cambia para convertirse en una cuesta abajo de 20km hasta Vipiteno que combina bosque de pino y praderas por la antigua vía del ferrocarril, ahora acondicionada para vía verde.
Paisaje alpino verde, fresquito y, sobre todo, rápido en un descenso vertiginoso. Una parte del camino, por cierto, está provisionalmente desviada en Colle Isarco por una carretera secundaria que te deja en una subida atroz del 16%.
No es cosa de hacerse el héroe, así que aguanté menos de un kilómetro montado por esas rampas que desanimaban hasta a las cabras.


¡Uf! ¡Subidón!

En Vipiteno-Sterzing me recibió el mercado dominical y una ciudad fundada por la Orden Teutónica. Aunque estaba ya en Italia, desde el punto de vista del idioma en Sterzing se habla alemán y es hasta raro escuchar italiano.
Es algo común en todo el Alto Adigio, donde todas las poblaciones tienen doble denominación germano-italiana. Hay que tener en cuenta que hasta hace un siglo la región pertenecía al imperio austro-húngaro, el Tirol era una unidad territorial y la lengua común era el alemán.
Eso sí, el café es 100% italiano. Manjar de dioses para los muy cafeteros como yo.



Vipiteno-Sterzing

La salida de Vipiteno se encajona en un valle guardado por dos castillos, Castel Tasso y Castelpietra y transitado por miles de ciclistas. El recorrido es llano, fácil y con buen tiempo una maravilla.
Como mucho alguna subida leve y en todo momento cómodas carreteras locales o pistas ciclables por las que circulé muy tranquilo.



Castelpietra y Castel Tasso

Por el camino restos de las diferentes guerras. Búnkeres en diferente estado de conservación aparecen al lado del camino, aunque pueden pasar desapercibidos. Tras unos kilómetros de pista de tierra la ruta se pone en paralelo a la carretera y se llega a Fortezza. Una instalación militar del Imperio austrohúngaro.
La Fortaleza o Franzenfeste es una estructura defensiva que pretendía pasar por discreta, pero es tal su tamaño que parece complicado.
Estuvo en uso hasta hace poco más de 20 años y es por ello que se encuentra en excelente estado de conservación. Es visitable, aunque yo la pillé cerrada.


Fortezza o Franzensfeste

Seguí un poco más la ruta y descansé en un camping, situado en un bonito entorno pero con el ruido de la carretera de fondo, en Varna-Varhn, pero a un paso de la ruta.


El tiempo me apuraba y había muchas cosas para ver así que dejé a un lado la interesante ciudad de Bresanona y continué por el Val Pusteria, plenamente rural y alpino.
En mi recorrido me encontré con una lengua minoritaria y minorizada: el ladino
Es una lengua hablada por escasamente 40.000 personas y con un exiguo número de hablantes. Sin embargo se encuentran en todo el Alto Adigio y parte del Véneto rotulación y se pueden escuchar expresiones en esta lengua que me trajo añoranza de la lengua aragonesa, arrinconada en las montañas y con muy pocos hablantes.
El Valle de Pusteria o Pustertal es un estrecho y verde corredor en el que se circula al lado del río Rienz hasta la capital del valle: Bruneck-Brunico, donde paré para hacer compras. Hay varios super y es el sitio ideal para avituallar. Para tomar un café mucho mejor la cercana san Lorenzo, en su plaza, rodeado de un puñado de ciclistas.
En Brunico se venden muchas variedades de setas y productos lácteos, las dos estrellas de la zona junto con el speck, una variedad de jamón que solo se encuentra en el Tirol.


Río de Pusteria


Vivienda en san Lorenzo di Sebato

Desde Brunico volví a tomar el tranquilo sendero del río que empieza a subir y lo sigue haciendo durante 30km al menos. Los primeros kilómetros se me pasaron en un suspiro junto a un río de aguas bravas y atravesando un bosque.
La zona se llenó de ciclistas, más aún, de todas las edades y en todas las condiciones físicas. El recorrido anima a ello. La vía es cómoda y hay muchas empresas de alquiler de bicis, muchas de ellas eléctricas.
De la pista de tierra pasé a zonas cementadas y asfaltadas muy tranquilas, poco pobladas y en las que conviene ir provisto de todo, pues fueron 30km sin parar en ningún pueblo porque la ruta los rodea.
Me encantó el recorrido, con un sol estupendo y con las crestas de los Dolomitas que empezaron a recortarse en el horizonte.
Un poco antes de Dobbiaco-Toblach paré en el lujoso camping que hay junto a la carretera porque empezó a caer el sol y la temperatura a bajar de forma bastante abrupta.
Hay que estar un poco al tanto pues en cosa de una hora puedes pasar de estar al solecito a unos confortables 20ºC a 10-12ºC. Cuanto más alto el cambio es más extremo y hay que tener en cuenta que Dobbiaco está a 1200m de altura.




Dobbiaco-Toblach

Desde Dobbiaco al lago del mismo nombre hay una pequeña subida, que luego se hace algo más acusada. Sobre todo cuando empieza a subir el puerto de Cimabanche.
Desde esta localidad, por otro lado, se puede seguir una ruta ciclista más cómoda y corta que termina en la localidad autriaca de Lienz y termina de cruzar todo el Tirol en dirección Este. También hay un tren con varias paradas que lleva en esa dirección.
Por mi parte empecé el día con una pequeña catástrofe pues mi cámara terminó en el agua del lago. Cosas de la torpeza. 
Es por ello que me tuve que apañar con el móvil y, probablemente, las fotos sean un poco peores que las anteriores.



Lago de Dobbiaco

Desde el lago prosigue la subida a través del bosque y algunas rampas son realmente duras. Hay que remontar el paso de Cimabanche que me dejó a una sudorosa altura de 1529m.
De camino las silueta de las llamadas tres cimas de Lavaredo, un entorno espectacular y unas alturas que sobrecogen.


Los Dolomitas son un tipo de montaña de agujas muy pronunciadas, que reciben el nombre por la roca caliza entre gris y rosa que las compone: la dolomía.
Me llamó la atención, como a todo el mundo, las paredes muy verticales que se elevan desde unas zonas boscosas alucinantes. Un paraíso para los escaladores más atrevidos.
Y también es una zona de ciclismo muy popular que incluye la llamada Eroica Dolomiti, una clásica cicloturista para los más aguerridos/as.
Una zona de pista forestal bastante incómoda y, por fin, en el techo de mi ruta.



Ruta 16-17-18 Septiembre 2018
Paso Brennero a Paso Cimabanche 127kmCampings en Bresanona, Varna, Brunico, Vipiteno y Dobbiaco

Próxima entrada. Munich-Venecia en bici (IV) De los Dolomitas a la Serenísima.



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