El o
la Huerva/Uerba. Un río con varios nombres y dos géneros que
recorre parte del Aragón más despoblado y desemboca en Zaragoza
capital. Un afluente del Ebro que permite conocer mucho de la
realidad aragonesa concentrada en 128km de recorrido desde la sierra
de Cucalón.
Un
río pequeño, que aporta al Ebro 67hm3 anuales, pero que es conocido
por discurrir por un largo tramo urbano por Zaragoza capital. Un
afluente que nos habla de despoblación, de usos del agua y, por
desgracia, de contaminación de las aguas.
De
hecho entre las noticias que más recientemente nos han hablado del
Uerba es un informe de la Confederación Hidrográfica del Ebro en
que se sitúa entre los tres con mayor contaminación en su tramo
final. En dicho informe se denuncia que hay presencia de
hidrocarburos y de diversos metales pesados que, además, han pasado
a la fauna y en varias especies de peces se encuentran restos de
plomo y cromo.
El
problema no es nuevo. Río Huerva, más sucio vas que la mierda
cantaba la Bullonera hace unos cuantos años en sus coplillas del
bimilenario.
El río Huerva cerca de su desembocadura
Al
Huerva se arrojaron durante años toneladas de residuos líquidos sin
depurar, desde aguas negras a vertidos industriales. También se
realizaron extracciones de gravas sin control, que producen erosión
severa y pérdida de la capa vegetal, y proliferaron los vertederos
ilegales.
La
situación ha mejorado considerablemente, pero varios problemas en su
cuenca se han quedado.
El
detectado recientemente apunta a vertidos industriales sin control,
pues se han encontrado metales asociados a labores de cromado y
residuos de combustible parcialmente quemado como benzopireno.
También hay contaminación orgánica de usos residenciales. En ambos
casos es difícil establecer el punto de procedencia de los vertidos,
aunque todo apunta al área industrial del entorno de Cuarte. Toda
esa zona se ha poblado muy densamente en los últimos años, así que
también es probable que se produzcan vertidos esporádicos sin
depurar de algunas de las miles de nuevas viviendas.
Aguas
arriba, otro problema no menor procede de la contaminación agrícola
y afecta a los acuíferos que alimentan el cauce directamente. De
hecho en la misma cuenca hay varias poblaciones que, puntualmente, no
pueden consumir agua de boca por estar contaminada por nitritos y
nitratos. Las captaciones irregulares de agua, la proliferación de
granjas y la agricultura intensiva arrojan cantidades de sustancias
que el Medio Ambiente es incapaz de asimilar.
Enlazando
con la actividad agrícola también habría que citar el uso que se
da al agua del río. Aunque el abuso de las extracciones de agua
irregulares no es ni de lejos comparable al de ríos como el Jalón o
el Jiloca, siguen existiendo pozos ilegales.
Por
otro lado existen dos embalses, Mezalocha y las Torcas. El primero es
un pequeño embalse construido en el s XVIII y plenamente integrado
en el paisaje y el segundo es la típica obra hidráulica franquista,
recrecido en 1973. Son obras de escaso impacto pero que reflejan la
histórica carencia hídrica de un río con fuertes estiajes y que se
seca completamente en grandes tramos meses enteros.
Una vista del pantano de las Torcas
Hay
que tener en cuenta que el Uerba no tiene ningún afluente y que sus
aportes de aguas subterráneas son muy escasos. En los últimos años,
con un descenso de precipitaciones, la situación se ha agravado y el
nivel del río en la estación cercana a la desembocadura ha llegado
a ser de 10cms de profundidad y se registraba un caudal tan
inapreciable que la estación marcaba 0m/s.
La
situación de falta de caudal va asociada a la pérdida de fauna y ha
habido episodios críticos como en 2011 cuando se tuvieron que
trasladar bancos de peces desde el pantano de Mezalocha por el riesgo
de muerte por falta de oxígeno y el consiguiente deterioro
ambiental.
Aún
así, en el año 2000 se planteó un nuevo recrecimiento de las
Torcas y, en paralelo, uno de esos proyectos irracionales que
caracterizan a esta tierra: una toma de aguas en forma de trasvase a
varios pueblos, pese a disponer ya de acuíferos y hasta del mismo
río con un coste de más de 3 millones.
Esta
pérdida de agua amenaza el entorno de un río que, al mismo tiempo,
nos permite disfrutar de paisajes naturales preciosos, de lugares
singulares como el entorno de Cerveruela, pueblo que circunda el
cauce, las hoces del río o la presencia de fauna silvestre, desde
cangrejo autóctono a nutrias.
El río en Cerveruela
También
encontramos paisajes urbanizados, como el parque de Muel, entornos
rurales singulares y varios puentes medievales.
Pero
el medio rural que encontramos en las riberas nos ofrece una precisa
fotografía de uno de los males que aquejan a Aragón: la
despoblación.
Conocemos
el río sobre todo por su paso por Zaragoza, pero hasta llegar a Muel
atraviesa 15 poblaciones que en total suman menos de 2000 habitantes
reales.
Es
fácil recorrer toda la cuenca en bicicleta, por ejemplo, desde la
angosta carretera que conecta el nacimiento en Fonfría con
Ferreruela. En invierno es casi una hazaña por las bajas
temperaturas, pero no es una hazaña menor cruzarse con algún
habitante. Si bien en los aspectos ambientales el río va mejorando,
el asunto de la despoblación parece no tener remedio y la demografía
de todo el cauce superior va en retroceso.
El
transporte público depende de un ferrocarril de puntualidad incierta
y muchos pueblos no disponen tan siquiera de bus diario.
Por
suerte las cosas cambian, aunque lentamente. El Uerba ya no es una
sopa de contaminación, aunque muchos tramos en Zaragoza y en su
entorno, en localidades como Cadrete o Cuarte, siguen estando
deteriorados.
Hay
programas de recuperación de riberas y reforestación y en los
tramos urbanos se han creado parques y estabilizado la erosión de
las márgenes.
Pero
otros problemas persisten y el más grave se aprecia a simple vista:
el río cada vez tiene menos agua. De hecho buena parte del año
lleva menos de la mitad de lo que se considera caudal ecológico que
garantiza su sostenibilidad.
La
imagen del río en estos días de lluvias puede ser engañosa. Los
ríos hay que vivirlos y, un primer paso, es conocerlos.
Buena
idea es acercarse al Uerba, conocerlo en su totalidad si es posible y
hacerlo un poco nuestro. A lo mejor nos sirve esa frase de conocerlo
es quererlo.
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